CRÓNICA
DE MIS 15 AÑOS
Eran alrededor
de las 12:30 a.m., y aún yo seguía preparando mi maleta, estaba estresada
porque todavía faltaban algunas cosas por empacar; pero más que estresada,
estaba muy emocionada.Era mi regalo de 15 años, iba a viajar a una isla, a la
cual siempre había querido ir. Me acosté a dormir, con una alegría muy grande,
mi mente sólo estaba en el viaje que iba a realizar.
Amaneció, eran
las 6:30 a.m., y estaba como una loca terminando de empacar lo que me faltó de
la noche anterior, salí con mi mamá de la casa a coger el bus para irnos para
Cartagena. Llegamos a la terminal de Cartagena, cogimos un taxi rumbo al
aeropuerto. Ya era tarde, eran las 8:20 a.m., y aún no llegábamos al
aeropuerto, y nuestro vuelo salía a las 9:00 a.m., me dormí en el taxi, y
cuando me desperté, ya habíamos llegado a nuestro destino.
Corrimos a
confirmar nuestro vuelo. Nos subimos al avión, ya estando dentro, mi corazón se
sentía que iba a estallar de la felicidad tan grande que tenía. El avión empezó
a despegar, y cuando ya estábamos volando, quise mirar por la ventanilla, y ese
paisaje que pude observar, fue el más hermoso que vi en toda mi vida.
Por fin llegamos
a San Andrés Islas. Desde el aire, hasta las personas eran súper lindos. Cogimos
un taxi para llegar al hotel, era el más grande y lejos que tenía San Andrés, o
bueno eso fue los que nos dijo un habitante de allá.
Llegamos al
hotel, y desde que llegué me pareció muy bello, por la entrada había unos
Sanandresanos con unas rastas muy lindas, que estaban tocando su música nativa
(dancehall).
Entramos a
recepción, confirmaron nuestro hospedaje en el hotel, y una recepcionista
llamada Vivian Forbes, nos llevó a conocer todo el hotel, y a decir verdad, si
era muy grande. Llegamos a nuestro cuarto dejamos las maletas en una de las
camas. El hotel tenía barra libre, por lo cual mi mamá se terminó
emborrachando, ya que quiso probar todos los cócteles que tenían, y mientras
tanto yo estaba disfrutando en la piscina del hotel. Se hicieron las 8:00 p.m.,
mi mamá y yo estábamos muy cansadas, así que nos fuimos a dormir.
Era un nuevo
día, domingo 8 de octubre. Nos levantamos a las 8:20 a.m., y salimos a
confirmar un tour que habíamos programado para ese día. El tour salía a las
9:00 a.m., ya se nos había hecho muy tarde, por lo cual ni siquiera nos dio
tiempo de desayunar, cogimos un taxi rumbo al muelle, allí nos estaba esperando
una lancha para llevarnos a conocer los cayos de San Andrés, junto a otras
personas.
Ya estábamos
dentro de la lancha. Primero nos llevaron a conocer un manglar donde estaban la
mayoría de reservas naturales que hay allá. Seguidamente, nos dirigimos a una
playa, en la cual duramos hasta las 11:40 a.m. En ese transcurso de tiempo,
hicimos distintas actividades, como por ejemplo, bailar dancehall, nadar, y
deleitarnos con los distintos platos típicos de ese lugar. De allí, nos
dirigimos a otra isla, donde almorzamos y también conocimos algunas lanchas
rastafari. Luego atravesamos el mar caminando, ya que no era muy profundo, para
poder llegar al acuario. Llegamos allí y nos alojamos en una choza, mi mamá se
quedó ahí sentada refrescándose, mientras tanto yo estaba haciendo caretaje. De
verdad fue algo muy lindo, por primera vez puede ver a un tiburón nodriza y a
un tiburón martillo, había muchas variedades de peces. A las 5:00 p.m., nos
dirigimos a la isla, donde nos había dejado la lancha para almorzar, para
esperar nuevamente a la lancha que nos llevaría hasta el muelle. Terminó la
espera, la lancha llegó. Llegamos al muelle, y nuevamente cogimos un taxi para
llegar al hotel, nos fuimos para el hotel, con una pareja que también se
dirigían hacia allá. Llegamos al hotel, comimos, luego nos recostamos un rato,
y a las 8:30 p.m., nos levantamos, nos alistamos, y nos fuimos para una
discoteca, regresamos al hotel a las 5:30 a.m.
Ya era lunes 9
de octubre, estábamos muy trasnochadas, por cual no nos queríamos levantar,
pero recordamos que ya era nuestro último día en esa estupenda isla, así que,
nos levantamos, nos bañamos, y fuimos a desayunar. Luego, nos fuimos para la
piscina natural del hotel. Allí logré lo que siempre había intentado cada vez
que iba a la playa, pero nunca había logrado por miedo, y era saltar de un
precipicio muy alto hacía el mar. Al principio tenía mucho miedo al igual que
siempre, y aún más cuando el salvavidas me dijo que la piscina natural tenía 6
metros de profundidad. Luego de una hora de tanto pensar si lo haría o no y de
que mi mamá me dijera que dejara el miedo, que nada me iba a pasar, sin
pensarlo de paré en la punta del trampolín y me lancé hacia la piscina.
Se hicieron las
2:00 de la tarde, así que nos dirigimos a nuestro cuarto para recoger todo, ya
que nuestro vuelo salía a las 4:00 p.m. Recogimos todo, salimos a recepción con
nuestras maletas, entregamos las llaves del cuarto, esperamos un taxi para
irnos al aeropuerto. Llegamos media hora antes de que nuestro vuelo
saliera. Ya cuando estaba en el avión de
regreso a casa, me puse a pensar en lo espectacular que fue todo, en cuánto me
divertí en esos 4 días, y lo agradecida que estaba con mis padres por regalarme
ese viaje.